Pueden parecer lo mismo, pero no lo son. Se confunden en esta perversión constante de llamar a las cosas de formas diferentes a lo que son, para jugar con un lenguaje más o menos cultísta. Sí, en efecto, es algo parecido a usar la palabra “complicado” para definir lo que es difícil. Suena más “cool” lo de complicado, pero lo complicado no necesariamente es difícil. En fin, a lo que vamos…
Consenso es estar de acuerdo. Es querer pertenecer a una determinada forma de pensar o actuar. Es militar en el lado que sentimos que representa más y mejor nuestro punto de vista sobre una cuestión. Hay quienes se conforman en esa postura y sensación. Y está muy bien, pero la vida y los tiempos (acaso, ¿no son lo mismo?), requieren algo más. Exigen acciones, piden iniciativas, recomiendan actos, hechos. ¡¡¡No te quedes parado!!!
Colaboración es estar de acuerdo, y hacer todo lo posible por defender eso con lo que estás de acuerdo, no como fenómeno de oposición frente a algo o alguien, sino precisamente, como elemento vertebrador de una forma de sentir y hacer, que mejora tu vida y la de los demás. El consenso tiene que ir unido a la colaboración, pues si no es así, hablamos de puro placebo retórico. Consenso y colaboración, sí. Y además, ésta última, la colaboración, debe implicar compromiso. Y, por lo tanto, también, la posibilidad de perder algo en esa militancia de sentir y vivir. Y no hablamos de la “nauseabunda” expresión de “quien no arriesga, no gana”. Es algo más elaborado y que va mucho más allá.
Tanto en la empresa como en la vida, es fundamental tener clara la distinción (y unión), entre consenso y colaboración. Hace mucho que llegó la hora de convertir las palabras en hechos. El buenísimo militante y contaminante de todo, que lo primero que hace es eliminar la eficacia, no tiene cabida. No la ha tenido nunca, ni siquiera cuando las cosas van bien. Ahora que, en lo colectivo, todo apunta a la incertidumbre y zozobra, -ahora más que nunca-, es necesario llevar el consenso y la colaboración a su máxima expresión para que las buenas ideas e intenciones, no queden en un ejercicio vacío y subvencionado por quienes juegan el papel de prometer que todo va a ir mejor, para que nada y nadie cambie y sigan en su manipulación alienante.
¿Tienes claros tus consensos? ¿Quieres colaborar en ellos? Pau Donés dijo “VIVIR ES URGENTE”. Vivir sin dar tu mejor versión, no es vivir, es sobrevivir, o peor aún, estar muerto aunque se respire para disimular. Eso sí, con muy buen marketing social disfrazado de “prudencia”.